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La Ruta 66: el sueño de todo viajero

  • Foto del escritor: Jana Recio
    Jana Recio
  • 1 dic 2017
  • 5 Min. de lectura

La mítica Ruta 66 es uno de los viajes que cualquier persona querría hacer alguna vez en su vida. Estados Unidos es un inmenso país que tiene mucho que ofrecer como el sorprendente skyline de Nueva York, las extensas playas californianas o las grasientas hamburguesas americanas.

Mural de La Ruta 66 / Foto: Jana Recio

Pero más allá de las grandes ciudades que incluyen todo tipo de paquetes de viaje, hay una manera de poder conocer con mayor profundidad la verdadera esencia americana.

Y por ello creo que todo el mundo alguna vez en la vida debería plantearse hacer este maravilloso viaje en el cual podrá descubrir la auténtica vida estadounidense. Pero antes de comenzar a contar las experiencias de algunos viajeros, vamos a conocer la historia de esta carretera tan famosa.

Motel en Oklahoma / Foto: Jana Recio

La Ruta 66, la calle principal de América o también conocida como “The Mother Road” (la Carretera madre) formó parte de la Red de Carreteras Federales de Estados Unidos. Nació en el año 1926 y durante mucho tiempo fue el principal itinerario de los emigrantes que partían hacia el oeste, especialmente durante las tormentas de polvo de los años 30. Los estadounidenses emigraban en busca de una nueva vida.​

Originalmente comienza desde la ciudad de Chicago (Illinois) y termina en Los Ángeles (California), cruzando los estados de Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México y Arizona con un total de 2.448 millas (3.939km).

Sin embargo, en el año 1985, La Ruta 66 fue descatalogada al considerarse que ya no era relevante, y fue reemplazada por la Red Autopistas Interestatales de Estado Unidos, mucho más rápida y con un trazado más recto. Pero desde hace unas décadas, esta ruta histórica ha vuelto a ser trazada en los mapas, y se ha convertido en una de las carreteras más atractivas no solo de Estados Unidos sino de todo el mundo.

A continuación vamos a contar la experiencia de José María del Rosario e Inmaculada Recio, durante el viaje que ellos mismo organizaron a La Ruta 66, en el año 2014.

Nos han comentado que desde que se conocieron no han parado de viajar. Siempre les ha parecido una buena forma de vivir, con miles de experiencias contadas en fotos. “Hemos visitado Estados Unidos en otras dos ocasiones anteriores. Pero siempre las grandes referencias de los viajes por EE.UU nombran La Ruta 66 como una de las ocasiones más interesantes de ver este país, desde el punto de vista de su alma, de lo más histórico y de lo que representa la vida americana”, nos cuentan ambos viajeros.

Mural en Pontiac / Foto: Jana Recio

Este tipo de viaje viene marcado por la misma carretera, así que lo que tiene qué hacer cada persona es elegir lo que quiere visitar. También está marcado el destino, y esto hace que se mantenga la emoción de llegar a él, recorriendo todas las partes de la ruta. “Esto es uno de los aspectos más emocionantes de entrada a la hora de hacer La Ruta 66”, afirma José.

Podríamos decir que La Ruta 66 se centra fundamentalmente en los coches antiguos de la época, las gasolineras, los moteles y esa gastronomía fácil de carretera, junto a los letreros de neón y las motos, que ponen en manifiesto ese aspecto rancio y melancólico, comentan ambos.

Según José, los viajes que uno mismo organiza, te dan un sentido de libertad. “No solo disfrutas del viaje durante el recorrido del mismo, sino también, desde el primer momento en el que comienzas a preparártelo”. Una de las ventajas de organizar un viaje por tu cuenta es poder determinar los lugares que quieres visitar, sin tener que llevarle cuentas a nadie. “Por ejemplo, hay sitios en La Ruta como la ciudad de Pontiac en el estado de Missouri, en donde se pueden encontrar muros con pintadas de La Ruta 66. Posiblemente este sea un punto de interés que no esté previsto en los viajes organizados, pero sin embargo, es ahí donde se puede ver la esencia de La Ruta 66”.

José e Inmaculada comenzaron La Ruta desde la ciudad de Chicago (Ilinois), que es realmente desde dónde comienza. Este estado es muy atractivo ya que mantiene ese carácter de los años 40. “En Ilinois hay lugares muy interesantes, pero la primera ciudad importante sería Springfield, su capital, en la cual hicimos una visita cultural de la vida del ex presidente de la nación, Abraham Lincoln.

Busch Stadium / Foto: Jana Recio

Luego llegaron al estado de Missouri y más concretamente a Stan. Louis, que sería la ciudad que representa la puerta de La Ruta 66 y la expansión hacia el oeste. En esta ciudad se encuentra el segundo monumento más grande del mundo. Un arco que mide 200 metros de altura y tiene el nombre de Gateway Arch. Es una gran metrópoli que además ofrece una serie de museos sobre la Ruta 66.

“Después pasamos al estado de Oklahoma, siempre con ese matiz de ver letreros de neón, moteles antiguos, que muchas veces están abandonados, y es en este abandono donde podemos encontrar ese aspecto entrañable”, nos cuenta Inmaculada. Tras este estado, se adentramos en Texas.

La ciudad más importante que atraviesa La Ruta es Amarillo, donde se puede oler el sabor de la Texas profunda, con los cowboys, los vaqueros y los grandes bistecs de ternera.

Big Texan Steak Ranch en Texas / Foot: Jana Recio

Luego se entra en Nuevo México que cambia completamente porque es un estado de colonización española. “Aquí ya empiezas a encontrar mezcolanzas con los pueblos indios y con digamos una orografía más árida, pero siguiendo el mismo esquema de los moteles, las grandes extensiones de millas…".

El siguiente estado es el de Arizona, y es interesante como se ha extendido, a pesar de no formar parte de La Ruta, la visita al Gran Cañón del Colorado. Además, ocurre exactamente lo mismo cuando nos desviamos para visitar la ciudad de Las Vegas”, nos comentan ambos.

Gran Cañón de Colorado / Foto: Jana Recio

La Ruta 66 termina en el estado de California, para acabar en la ciudad de Los Ángeles, y más propiamente dicho en la zona suburbana de Santa Mónica.

Los Ángeles / Foto: Jana Recio

A parte de recorrer las grandes ciudades, lo interesante sería meterse la mayor parte del tiempo por las carreteras abandonadas que conformaban la antigua Ruta 66, en lugar de conducir por la autopista, según nos comenta José. “Es ahí donde te vas a encontrar muchos detalles propios de La Ruta. Pero también se pueden visitar algunas pequeñas ciudades como Flagstaff, Kingman o Williams, que no serían nada sino fuera porque son cruzadas por esta famosa carretera".

También, nos llamó mucho la atención los típicos bares americanos que aparecen ver en las películas, dónde comer todo tipo de comida rápida como las hamburguesas, y pedir para beber los famosos milkshakes (batidos de sabores)”.

Como habíamos comentado antes, a José e Inmaculada les encanta viajar, y tienen claro que volverían a realizar La Ruta 66. “Cuando haces un viaje por segunda vez, profundizas más, y te planteas hacer una ruta diferente a la anterior, deteniéndote en los lugares que no pudimos visitar. Incluso, sería interesante visitar los ramales para hacer un viaje más variado, teniendo en cuenta como columna vertebral La Ruta 66. De esta manera, podríamos ir al Monument Valley, el Parque Nacional de Yosemite o visitar ciudades como San Diego”.

Ambos viajeros recomendarían sin ninguna duda que todas las personas que quieran conocer Estados Unidos desde un punto de vista totalmente auténtico, pongan rumbo y recorran cada rincón de La Ruta 66. “Es la mejor manera de vivir y experimentar la esencia de América”, afirma José.

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